El 28 de julio de 1967 se promulgó la Ley de la Reforma Agraria, que abordó la redistribución de la propiedad de la tierra y un replanteamiento de la forma en la que ésta debía explotarse. Una de las leyes más recordadas del mandato de Frei Montalva, que implicó cambios profundos.
La Reforma Agraria significó una de las transformaciones más radicales en la historia del mundo agrícola y rural chileno. Su principal objetivo fue establecer una forma de explotación de la tierra socialmente más justa, eficiente y moderna, por medio de un amplio marco legal que atravesó tres gobiernos del siglo XX.
El largo desarrollo de esta reforma tuvo varios actores que aportaron al cambio social que se necesitaba en la época. La Iglesia Católica, como antecedente, desde comienzos de la década del 60 entregó parte de sus predios a campesinos para que pudiesen trabajar la tierra, sumándose a lo que ya se hacía en el gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez. En aquel período se había promulgado la Ley 15.020, que se enfocaba en el desarrollo agropecuario del país y creaba instituciones como la Corporación de la Reforma Agraria (CORA), que en el gobierno de Frei Montalva pasaría a tener un rol fundamental en la decisión de la expropiación de terrenos y entrega de estos.
Más allá de la expropiación
Esta ley permitió expropiar predios con más de 80 hectáreas de riego cultivable, otros de cualquier tamaño que se encontraran mal administradas productivamente, y aquellos que estuvieran abandonados. Además, se consideró como causal de expropiación la injusticia social vivida por algunos campesinos, a quienes no se les aplicaban las leyes sociales que el Estado exigía. Los predios expropiados eran convertidos en unidades de tierra económicamente sostenibles, y eran entregados a las organizaciones campesinas para su aprovechamiento productivo.
Pero, para Frei Montalva, la Reforma Agraria involucraba aspectos mucho más allá de lo económico. En efecto, concebía que para que la reforma fuera efectiva y se sostuviera en el tiempo, era fundamental que se conjugara con la educación de los campesinos que les diera herramientas para el progreso personal y familiar, dejando atrás la condición de marginalidad social en la que se encontraban. Esto, considerando que en 1960 se registraban 730.038 analfabetos en el Censo de ese año, de los cuales 61% se concentraba en el campo.
Esta transformación involucraba no solo el acceso a la propiedad y a un capital para trabajarla, sino también el mejoramiento de las viviendas y la disponibilidad de servicios como la electricidad.
Esta transformación involucraba no solo el acceso a la propiedad y a un capital para trabajarla, sino también el mejoramiento de las viviendas y la disponibilidad de servicios como la electricidad. De este modo, además de la expropiación de predios y entrega de títulos de propiedad a campesinos, la reforma consideraba que estos futuros dueños de la tierra contaran con las herramientas necesarias para poder sacar adelante el cultivo de los terrenos y hacer crecer la productividad en la agricultura.
Los procesos sociales
Se proyectaba que este proceso contribuyese a la formación social de estas familias. Además de los programas de alfabetización de adultos, se creó un círculo de cultura, ideado de Paulo Freire, pedagogo y filósofo brasileño, que buscaba crear o desarrollar una identidad social y concientización de las comunidades.
Por medio de INDAP (otra institución creada en el gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez) se hicieron talleres con diferentes actividades recreativas como campeonatos deportivos y otros de aproximación a las tradiciones y saberes del mundo campesino, para recuperar y difundir estos conocimientos, como el canto a lo humano y a lo divino.
A lo largo del país se organizaron festivales y ferias para fomentar esta identidad del campo chileno, promocionar las artesanías y vender estos productos. Y, con el avance de la infraestructura, llegó la electricidad al campo y así la radio, el medio de comunicación por excelencia del mundo rural hasta el día de hoy.
Parte de los logros de esta reforma fueron la afiliación de campesinos a sindicatos. Antes había una normativa extensa que dificultaba el proceso de sindicalización, ahora con un número menor de campesinos podían ya formar una organización; la expropiación de más de 3 millones de hectáreas, beneficiando a casi 200.000 personas; entrega de mejor infraestructura para las viviendas, como agua potable y alcantarillado, y también para el trabajo, como sistemas de regadío, equipamiento comunitario.