Desde retratos a paisajes, las obras reunidas por el ex Presidente y su familia fueron parte de esta colección personal que aglomera importantes exponentes, con diversos estilos y cualidades.
No cabe duda de que Eduardo Frei Montalva era un estudioso empedernido. Su personalidad lo incitó a estudiar con detalles obras del Rinascimento italiano, del Siglo de Oro español y, finalmente, la pintura tradicional chilena. De hecho, numerosos cuadros de este tipo pueden encontrarse dentro de su vasta colección de pinturas que, en su mayoría, forman parte de una concentración –más que de una colección propiamente tal– de regalos y obsequios recibidos por amistades, figuras políticas internacionales y nacionales, pintores y gestores culturales, que terminaron por enriquecer su casa, con obras de arte de diversas épocas y estilos.
Dentro de las más icónicas, se encuentra una obra del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, quien, invitado por el entonces director del Museo de Bellas Artes de Santiago, Nemesio Antúnez, y el renombrado canciller de Frei, Gabriel Valdés Subercaseaux, retrató al ex Presidente Frei en el Palacio Cerro Castillo de Viña del Mar hacia el año 1968. Dicha representación le tomó a Guayasamín no más de tres horas para terminarlo y hoy engalana el segundo piso de la casa, siendo el cuadro más icónico que alberga la ex vivienda de la familia.
Dos especiales retratos
Otro retrato contenido dentro del espacio perimetral de la casa es el realizado por Raúl Manteola a la señora María Ruiz Tagle, esposa de Eduardo Frei Montalva, en 1964. El retrato de óleo sobre tela de la “Marujita”, como le decían amistosamente, se encuentra en la sala de estar del primer piso de la casa, un lugar familiar y grato para ella, pues ahí mismo ella se sentaba a esperar a su marido del trabajo –sola o con sus hijos– con una taza de té o tejiendo.
Otro retrato que bien vale la pena mencionar, es el de Gabriela Mistral cuando era joven. El autor detrás de esta obra casi desconocida es, curiosamente, un exponente del expresionismo. El renombrado artista Juan Francisco González, que retrató a la poetisa a comienzos de los años veinte, cuando tenía alrededor de unos 35 años, logró captar los rasgos característicos de la fisionomía de Gabriela Mistral, dándole un aire de elegante concentración. La obra se encuentra, hoy por hoy, en el living de Casa Museo EFM.
Paisajes y escenas costumbristas
En la misma habitación se concentra el estilo más pródigo que alberga la casa: el de los paisajes. Es así como el living de la casa contiene obras de destacados exponentes –además de González– como lo fueron los pintores Alberto Valenzuela Llanos, Pedro Lira, Alberto Orrego Luco, Ernesto Charton de Treville y Arturo Gordon. El último de ellos merece una especial evocación. En su “Velorio del Angelito”, Arturo Gordon, que era uno de los destacados pintores de la reconocida Generación del Trece, da vida a una de las temáticas más arraigadas en las costumbres chilenas tradicionales. Con sus expresivas pinceladas, Gordon representa una ceremonia fúnebre, que consistía en una afectuosa despedida para los niños o niñas que fallecían cuando eran muy pequeños. La composición se centra en la figura iluminada del angelito mientras que el resto de los personajes contrastan con tonos ocres, marrones y rojizos. Así, el artista logra capturar identidades de la cultura popular con una sensibilidad aguda y original.
Aparte del living, la primera planta de la Casa Museo concentra obras en el segundo escritorio o biblioteca de Frei –la conocida “Moneda Chica”– como es el caso de la Virgen de Belén, obra de la Escuela Cuzqueña, estilo pictórico surgido en la época del virreinato; y en otros rincones de la casa: el muro que se encuentra a la entrada principal original de la casa tiene obras como el óleo surrealista “Toconao”, obra de Antúnez y “La Macumba”, un dibujo en carboncillo que fue regalo del ex presidente de Brasil, Artur da Costa e Silva.
Si bien en el primer piso se concentran la mayoría de las obras recopiladas por el ex presidente Frei, es el comedor la habitación que probablemente refleja con mayor expresión la variedad de estilos que reunía Frei Montalva con su colección de pinturas. En él, podemos encontrar las distintivas obras de Thomas Somerscales, reconocido pintor inglés que vivió durante algún tiempo en Chile, y que se caracterizaba por ilustrar obras navales, embarcaciones y océanos, como también un segundo cuadro del destacado artista chileno Nemesio Antúnez realizado en serigrafía, al que llamó “El Aguilucho”. En esa habitación, además de mareas turbulentas y aguiluchos, se concentran naturalezas muertas y paisajes geométricos de épocas más contemporáneas.
Sea como fuere, el interés de Eduardo Frei por la cultura y las artes visuales obedecía a un interés genuino por ellas. Tanto así que, dentro de las paredes de su casa, generó, junto a su familia, esta colección que hoy, en la Casa Museo, ofrece una experiencia personalizada y un viaje hacia la misma concepción intelectual del ex presidente Eduardo Frei Montalva.